Hacia el sur del territorio español encontraréis un baluarte que a sus más de 600 años de construcción sigue siendo un lugar de reuniones. Se trata del castillo fortaleza de los Zúñiga, un baluarte construido alrededor del siglo XV para proteger el paso de «barca del Río Piedras».
Si queréis conocer más sobre su fascinante participación en la historia, no os perdáis la información que traemos a continuación.
Historia del castillo
Entre los siglos XIV-XV surgió un conflicto en Castilla y León a manos de los linajes señoriales de la época. Siendo protagonistas de uno de los pleitos el señor de Gibraleón, Pedro de Zúñiga y Alfonso de Guzmán, quien emergió como señor de Ayamonte. Transcurrido un tiempo los terrenos de la villa fueron adjudicados a los señoríos de la Casa de Zúñiga.
Pese a ello, el territorio siguió bajo el asedio de los berberiscos y romanos, provocando inestabilidad e inseguridad en la zona.
Entre los años 1417 y 1420 se inició la construcción de la fortaleza a modo de refugio para la población de Cartaya. La construcción se realizó gracias a la licencia regia otorgada por Juan II de Castilla, siendo finalizada en el año 1428. Posteriormente, se convirtió en la residencia de los Zúñiga.
Sin embargo, su uso más relevante fue servir de protección del paso en barca que existió entre los terrenos colindantes de Lepe y Gibraleón. Dicho emplazamiento también resultó benéfico contra el frente de Portugal durante la Guerra de Restauración.
Después de la guerra se reforzó el castillo, celebrando así su estado de defensa. Para llevar a cabo el proyecto se revistieron los muros con paredes de piedra.
La artillería se realizó junto a otros tres baluartes de la época entre los años 1643 y 1648. Todo esto según lo indica el programa de adecuación de los recintos militares encaminados desde el marquesado de Gibraleón.
De acuerdo con las inscripciones, la construcción del castillo supuso un gran gasto, donde figuran 4000 carretadas de leña que fueron contribución de la villa.
El Castillo en años posteriores
Con la llegada del siglo XVIII el Castillo fortaleza de los Zúñiga perdió su función militar, al efecto, se pensó aprovechar su estructura para construir un cuartel de guardia. No obstante, el proyecto fue descartado y finalmente abandonado en el año 1812.
Tiempo después, en 1815, la propiedad fue cedida por el duque de Béjar. Luego, en 1817 fue desarmado al mismo tiempo que se colocaron algunos cañones en las esquinas de la población. Uno de ellos se encuentra enterrado en el patio del matadero de la municipalidad de Cartaya, otro es posesión de una familia.
A partir de este momento histórico el material del antiguo recinto fue empleado para la construcción de casas y el empedrado de las calles. Es entonces cuando se desmanteló la barbacana en conjunto con la construcción de las cuarteladas de bóvedas adosadas a los muros internos.
Más tarde, en 1872, el castillo de los Zúñiga se convirtió en el cementerio de la villa. Después pasó a ser usado como depósito de carbón y leña.
En 1880, debido a su estado ruinoso, se incluye en el expediente de demolición para evitar los riesgos por desplome. Al mismo tiempo se exhumaron algunos de los cadáveres que aún se conservaban dentro de las bóvedas.
Sin embargo, tal como en ocasiones anteriores la demolición fue suspendida por ciertas dificultades. Como resultado, los encargados actuaron para consolidar sólo el material más peligroso.
El castillo de los Zúñiga en la actualidad
Posteriormente, la fortaleza de los Zúñiga fue usada como Plaza de toros, también como parada de sementales del Estado. Inclusive sirvió de almacén para el Servicio Nacional de Cereales y almacenes municipales, razón por la cual se amplió su puerta principal.
Actualmente, el castillo está reservado para celebrar variedad de actividades, espectáculos y festividades a lo largo del año, así como eventos relacionados con el ocio-cultural. Asimismo, cuenta con el título de Bien de Interés Cultural desde el año 1985, fecha en que se inició el último programa de restauración.
Dicho proyecto fue financiado por la organización del quinto centenario de la Unidad de España. A partir de entonces se realizó la primera fase del plan, la cual fue completada en la década de los 90. Fue así como el castillo recuperó su aspecto original.
La última modificación realizada en el recinto fue la construcción de un parque asentado en sus laderas.
Estilo del Castillo fortaleza de los Zúñiga
En cuanto a estilo, se trata de una fortaleza cúbica un poco distinta en comparación al resto de las que veréis en el territorio salmantino.
El recinto presenta una forma rectangular de 35 metros de largo y 27 de ancho. Cuenta además con un circuito de murallas que poseen un grosor de 1,7 metros y ocho metros de alto. El recinto se completa con siete torreones cuadrados que se sitúan hacia las esquinas y los lienzos frontales y laterales. Cada torreón posee 3,5 metros de lado a excepción del lado central que mide cinco metros.
Tanto los basamentos de las torres como las puertas fueron labrados en sillería. El resto del edificio fue fabricado a base de tapial, elaborado con arcilla rojiza típica de la región. Además, presenta refuerzos hechos con ladrillo.
En cuanto a la Torre del Homenaje, esta se alza como un macizo hasta la altura del adarve. De allí es coronada por una cámara cubierta con bóveda rebajada de crucería.
Otro elemento relevante es la torre del ángulo oriental que está de cara a la población. Desde sus orígenes ha llevado la campana de alarma y un sistema de señales mediante banderas, denominadas velas. Esta técnica corresponde con la aplicada en el castillo de San Miguel y otras atalayas costeras.
En el pasado el recinto poseyó una segunda muralla baja exterior, no obstante, actualmente se hallan desaparecidas.
El acceso a la fortaleza se realiza a través de una puerta de estilo mudéjar, flanqueada por dos torres orientadas al sur.
Por último, el patio de armas del castillo de los Zúñiga es uno de los elementos más representativos. Al fondo de esta estructura alguna vez existió una habitación de dos plantas que poseía un tejado apoyado.
Visitas al Castillo fortaleza de los Zúñiga
El mejor momento para hacer visitas a la fortaleza de los Zúñiga es durante los eventos programados. Uno de ellos es el festival de “siete soles, siete lunas”, el cual se celebra cada verano en la localidad.