Al este de la provincia de Soria, hallaréis una fortaleza sin precedentes que, pese al paso del tiempo, aún preserva algo de su encanto. Hablamos del Castillo de Serón, también denominado Castillo de Serón de Nágima, bautizado así por el término municipal del cual toma su nombre.
Aunque en la actualidad se preserva en un estado deplorable, este hermoso baluarte gozó de gran relevancia durante los siglos XIII y XIX. De hecho, fue un punto clave para las villas fronterizas entre Castilla y Aragón, igualmente, tuvo una importante participación en la Guerra de Sucesión.
No obstante, tras el cese de los conflictos bélicos y el período medieval, fue abandonado hasta convertirse en las ruinas que vemos en el presente.
¿Estáis en busca de una aventura diferente?, ¿queréis aprender más sobre este distinguido fuerte soriano?… Si es así, os invitamos a seguir leyendo la historia del asombroso Castillo de Serón.
Historia del Castillo de Serón
Hasta la fecha son pocos los datos históricos que se conocen sobre la historia de la fortaleza anterior al siglo XII.
Asimismo, la procedencia de su nombre continúa en el anonimato, sin embargo, algunos historiadores creen que el origen de este posee raíces latinas. También se cree que su procedencia es indoeuropea por la partícula “ser” que se traduce como “río”, según explica el autor Eleuterio Carracedo.
En el año 1138, la fortaleza es cedida como propiedad a la Diócesis de Sigüenza. Posteriormente, en el S.XIV, el castillo Serón de Nágima fue partícipe de las disputas sucedidas a manos del monarca Pedro I y Enrique de Trastámara.
En conjunto con la fortaleza de Monteagudo, este castillo se vinculó directamente al rey de la región, quien ejerció el derecho de Vicaría sobre estas. Dicha imposición fue delegada en ciertos clérigos que eran de confianza para el monarca.
Así, la fortaleza continuó bajo esta sombra hasta el año 1288, cuando ocurre la renuncia y la propiedad se anexa al obispado de Osma.
Dado el enclave de la fortaleza respecto a las villas fronterizas entre los reinos de Castilla y Aragón, este estuvo ligado a continuas disputas. Estos acontecimientos tuvieron lugar durante los siglos XIII y XIV, cuando la fortaleza alcanzó su máximo esplendor.
Este período de conflictos hizo que el castillo estuviera bajo el resguardo de distintos personajes que actuaron como sus dueños y señores. Entre ellos destacan: el militar Juan Núñez, D. Álvaro Pérez Guzmán, el maestre Diego García de Padilla, el marqués de Poza, etc.
Años después, en pleno siglo XVIII, la fortaleza sirvió de refugio a las tropas de Felipe V de España, durante la Guerra de Sucesión. En consecuencia, su estructura quedó gravemente afectada, lo cual derivó en su destrucción con la llegada de la Guerra de Independencia.
Años posteriores
Después de que las tropas francesas de Napoleón en 1810 destruyeron el castillo, en 1861 se vendió a un particular por el costo de 400 reales. No obstante, en aquel entonces la fortaleza ya se hallaba en un estado deplorable.
Con el pasar de los años y, al culminar los tiempos bélicos, parte de la estructura del Castillo de Serón de Nágima se utilizó para construir otras edificaciones locales.
Hoy en día, toda la estructura se encuentra en estado de ruina total, además ha sufrido variedad de hundimientos. El último en registrarse ocurrió en la pared oeste, durante la primera mitad del año 2011. De igual forma, su pésimo estado de conservación le adjudicó al Castillo de Serón un puesto en la Lista Roja del Patrimonio español.
Por otro lado, un estudio arqueológico reciente reveló que las fábricas más modernas de la fortaleza se construyeron en torno al siglo XIV. Para ello se emplearon técnicas de albañilería mudéjares, las cuales aportaron su forma y carácter emblemático de castillo militar medieval.
Pese a los estragos ocurridos en sus dependencias, la fortaleza todavía es visitable para los turistas que acceden a esta a través de la municipalidad. Sin embargo, debéis saber que la excursión es peligrosa, dado el riesgo de derrumbe y caídas, por lo tanto, las visitas son bajo responsabilidad propia.
De cualquier manera, al explorar el lugar os podréis encontrar una explanada frente al castillo en la cual reposan los restos de una plaza empedrada. En esta se hallan algunos dibujos radiales y otras ilustraciones empleados durante la época medieval.
Estilo del Castillo de Serón de Nágima
En términos de construcción, el Castillo de Serón de Nágima es uno de los baluartes más destacados del territorio español. La característica más peculiar de este es la materia prima que se utlizó para su edificación. Igualmente, destaca la técnica constructiva, similar que se describe en algunos fuertes encontrados al Norte de África.
Pese a se utilizado como fuerte militar, las ruinas de esta fortaleza corresponden a la forma y estilo que tenían las residencias señoriales medievales. Asimismo, pueden apreciarse varios ventanales, restos de torreones en la fachada meridional. Algunos expertos afirman que su fábrica es semejante a otra fortaleza de la provincia de Soria, el Castillo de Yanguas.
Actualmente, los restos del Castillo de Serón de Nágima continúan trazando la planta rectangular original, aunque sólo quedan dos muros de pie con una altura promedio de tres metros. En cuanto a las torres, podréis vislumbrar los vestigios de dos de ellas emplazadas en las esquinas opuestas a la villa.
Si os adentráis en el recinto, vais a encontrar los restos de una especie de aljibe y distintas marcas que aluden a las construcciones interiores. Todo el conjunto se construyó a base de tapial de tierra compactada y calistrada; algo inusual tomando en cuenta el momento de su construcción.
En el presente, la erosión ha debilitado el material, por tanto, apenas se pueden distinguir las divisiones y engarces de los muros interiores. No obstante, aún pueden apreciarse las saeteras y otros elementos defensivos que fueron adosados a la estructura principal del Castillo de Serón.
También es posible visualizar una abertura que pudo haber servido de acceso desde los adarves a la torre principal del conjunto. Pese a esto, no queda rastro alguno de la distribución interior, aunque son distinguibles los restos de los mechinales del encofrado de cajas.