Si vais de paseo por el centro de la provincia de Zamora, encontraréis el despoblado de Castrotorafe, un lugar pintoresco donde descansa una antigua fortaleza. Se trata del Castillo de Castrotorafe, construido a lo largo de los siglos para ser utilizado como edificio militar y defensa para sus tierras.
A pesar de quedar en ruinas, durante la Edad Media esta fortificación fue una de las más memorables para el pueblo español. Igualmente, sirvió como punto estratégico, debido a su situación geopolítica para con los territorios de Galicia y Castilla.
Hoy en día son pocos los muros y elementos defensivos que se conservan del antiguo castillo. No obstante, a razón de su riqueza histórico-cultural todo el recinto amurallado fue declarado Monumento Nacional.
¿Te chiflan las ruinas medievales?… Os invitamos entonces a seguir leyendo este post para conocer más a fondo la impresionante historia del Castillo de Castrotorafe.
Historia del Castillo de Castrotorafe
Según las citas encontradas en el itinerario de Antonio Pío, el lugar donde se enclava la fortaleza anteriormente fue ocupado por un antiguo pueblo romano. No obstante, hasta la fecha no se ha encontrado evidencia suficiente para respaldar la presencia de culturas anteriores en el lugar.
Otros historiadores afirman que la estructura principal del castillo fue resultado de la iniciativa del infante Juan de Castilla, hijo de Alfonso X. En aquel entonces, la fortaleza se erigió a razón de crear un dominio feudal para controlar la villa de manera efectiva.
Asimismo, la villa y el castillo de Castrotorafe se asentaron al borde del río Esla con el propósito de defender el privilegiado paso del río.
Este acontecimiento sucedió entre los siglos XII-XIII, aunque para el año 1129 parte de la villa estaría completa por orden regia. Tiempo después se concedió al Maestrazgo de Santiago el permiso para establecer su vivienda principal dentro de la villa.
Durante este tiempo, Alfonso VII de León y su mujer, Berenguela concedieron el fuero y delimitaron el alfoz. Fue así como se tuvo constancia de la primera población fortificada asentada a los límites de la villa preestablecida.
Dicho alfoz comprendió los pueblos de Fontanillas, San Cebrián, San Pelayo, Piedrahita, Villalba de la Lampreana, Omillos y, por supuesto, Perilla. En sí, la importancia de esta zona residía en la posición estratégica que poseía respecto a los reinos de León, Castilla, Galicia y Portugal.
De igual forma, esta situación territorial permitió que la fortaleza fuese uno de los escenarios de las contiendas sucesorias y civiles entre los siglos XII-XV.
El Castillo de Castrotorafe en años posteriores
A finales del siglo XII, con la expansión de la población de Castrotorafe, aflora el interés entre las eminencias de la región. En consecuencia, tanto el castillo como la villa pasaron por las manos de distintos propietarios.
Iniciando el siglo XIV, en 1319, la estructura del castillo se remodeló, agregándole un doble muro en escuadra. De estos elementos, actualmente, se conserva el lienzo sur, con los cimientos de tres torres y parte de la fachada este con la puerta principal.
Con el pasar de los años, en pleno siglo XV, Castrotorafe recuperó nuevamente el protagonismo debido a su participación durante la guerra de sucesión. Fue entonces cuando ocurrió el gran enfrentamiento entre el rey Enrique IV de Castilla y los futuros Reyes Católicos.
Durante este período, a causa de las batallas, se realizaron nuevas obras de refuerzo en la fortaleza por órdenes de Alfonso de Valencia y Bracamonte.
De esta manera, se logró transformar el viejo castro del siglo XIV a un verdadero edificio militar de artillería. Sin embargo, pese a la intención, la fortaleza de Castrotorafe llegó a finales del mismo siglo en un estado deplorable.
Con la llegada del siglo XVI, los condes de Benavente realizaron obras de restauración en torno al castillo. No obstante, los intentos por recuperar la fortaleza tuvieron un final abrupto en 1535, debido a la dejadez de los titulares. Otro factor decisivo que paralizó las obras fueron los impuestos y las multas impuestas por la corona.
A este período de abandono le siguió un lapso de intenso deterioro que se fue agravando hasta acabar con la caída del puente de la villa. Este evento decisivo marcó el inicio del despoblamiento del pueblo de Castrotorafe y el final del resplandor del castillo.
El Castillo en tiempos modernos
En el presente, aún se conservan los restos de los lienzos de la muralla principal, la cual ocupaba una superficie aproximada de 4.709 metros cuadrados. De igual forma, en el sitio podréis observar parte de dos recintos que constituían el castillo de planta irregular.
De la antigua iglesia parroquial únicamente queda en pie un muro de mampostería que sirve para demostrar la situación del templo dentro del recinto amurallado.
Para el año 2005 se pretendió comenzar con trabajos de restauración, consolidación y excavación en toda el área. No obstante, no fue sino hasta el año 2009 que se intervino la consolidación de las murallas restantes de la fortaleza.
Pese a la iniciativa, las obras realizadas para su conservación fueron bastante deficientes. En realidad, el proyecto fue desatendido en las primeras etapas de desescombro lo cual causó el derrumbe parcial de uno de los cubos defensivos.
El Castillo de Castrotorafe, así como el resto del área se declararon Monumento Nacional en 1931. Conjuntamente, todo el conjunto figura en el inventario de la Junta de Castilla y León como un Bien de Interés Cultural, catalogado como Zona Arqueológica.
Los propietarios actuales corresponden a la Diputación Provincial de Zamora, quienes permiten el acceso libre a la fortaleza.
Asimismo, este recinto es actualmente uno de los sitios más importantes a nivel cultural en las tierras zamoranas. También es un lugar ideal para los aficionados a la arqueología y la fotografía, así como un excelente sitio para practicar el mejor turismo rural.
Estructura del Castillo de Castrotorafe
El Castillo de Castrotorafe se sitúa en el despoblado que lleva el mismo nombre, dentro del término municipal de San Cebrián de Castro. Todo el conjunto está enclavado sobre un escarpe del terreno junto al río Esla, a una altura aproximada de 718 msnm.
De forma estratégica el castillo fue ubicado en la esquina noroeste de la villa; allí se pueden apreciar los restos correspondientes al siglo XII. También se distingue parte del cuerpo central erigido a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV. De las últimas reformas realizadas en el siglo XV aún quedan tramos de la barrera de artillería.
El conjunto también contó con un foso, del cual quedan pocos vestigios, situados sobre una pequeña elevación respecto al terreno. La cerca que bordeaba todo el terreno se alzó con técnicas constructivas típicas de la época medieval. Del mismo modo, se reconstruyó un par de veces, siguiendo el mismo perímetro, siendo la última reforma ordenada en 1410.
En términos generales, la propiedad se dividía en dos espacios que trazaban una forma de trapecio irregular. En cuanto al recinto exterior, este se edificó a partir de mampostería con cubos en los ángulos.
De estos sólo dos fueron reforzados para la instalación de los elementos de artillería. Igualmente, en sus muros se situaban dos puertas, una para acceder a la villa y la última servía como acceso directo al puente. También es posible divisar una torre en ángulo que pudo haber sido empleada como la Torre del Homenaje del complejo.
En el caso del recinto interior, su planta es semejante a la del exterior, sólo que esta constaba de dos cubos en el lienzo sur. En la actualidad, a diferencia del área anterior, este recinto se halla completamente destruido.