Dominando la vega del río Tajo desde un escarpe calcáreo, el Castillo de Fuentidueña de Tajo (a menudo apodado Torre de los Piquillos o Torre de Doña Urraca) es la gran huella santiaguista de la Comunidad de Madrid. Su única torre superviviente, de 30 m de altura, es visible desde la A-3 y delata una historia que arranca en la frontera andalusí, pasa por reinas castellanas y maestres de la Orden de Santiago, sobrevive a la artillería napoleónica y llega hasta el turismo rural del siglo XXI. A continuación encontrarás un relato ampliado —y diferenciador respecto al castillo segoviano— que cubre cronología, arquitectura, curiosidades y visita.
· Cronología detallada
Fecha | Hito | Fuente |
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c. 1085 | Alfonso VI ocupa la alcazaba de Al-Alarilla tras tomar Toledo. | DBE – Real Academia de la Historia |
1120-1130 | Estancias de la reina Urraca I; el topónimo evoluciona a “Fuentidueña” (“fuente de la dueña”). | Anales Medievales CSIC |
1238 | Donación a la Orden de Santiago; se documenta el castrum S. Iacobi de Fuent-de-Duena. | PARES – Carta de Fernando III |
1320-1360 | Ampliación gótica: segundo recinto, foso tallado y actual torre del homenaje. | Dialnet – Evolución castral |
1436-1460 | Cárcel de alto rango: reclusión de Álvaro de Luna y del conde Pedro Manrique. | Archivo Orden de Santiago (USAL) |
1808-1813 | Ocupación napoleónica; artillería francesa vuela la barbacana y abre brechas. | Memorias del Gral. Thiébault |
1949 | Declarado Monumento Histórico por el Decreto 22-abr-1949. | BOE 22-04-1949 |
2019-2024 | Plan CAM AR-13/2019: cosido estructural, drenajes y paneles QR. | CAM – Proyectos Patrimonio |
1085 · Alfonso VI y la frontera del Tajo
La conquista de Toledo convierte al valle medio del Tajo en línea de avance cristiano. La alcazaba de Al-Alarilla, poco más que una torre y un albacar de tapial, pasa a manos castellanas. Su misión: vigilar el vado principal del río y la vía pecuaria hacia Complutum. Con la nueva frontera aún inestable, Alfonso VI instala una guarnición mixta de mozárabes y milites de la meseta.
1120-1130 · “Fuente de la Dueña”
Las crónicas compostelanas narran varias visitas de la reina Urraca I durante sus campañas contra los Lara. Hospedada en la torre, se la menciona como “la dueña de la fuente” —el manantial a los pies del cantil—; de ahí Fuentidueña. Se amplía el aljibe y se levanta una primitiva capilla palatina donde después se situaría la bodega santiaguista.
1238 · La Orden de Santiago toma posesión
Fernando III cede la plaza a los freires santiaguistas tras asegurar Córdoba. Se alza un castrum romboidal de mampostería con torre cuadrada y acceso mediante rampa extraíble. Nace la encomienda de Fuentidueña, que administrará diezmos de cereal, vid y azafrán de toda la ribera madrileña.
1320-1360 · Reforma gótica y torre “de los Piquillos”
El maestre García Fernández manda excavar un foso de 8 m y levantar una torre nueva (30 m), coronada con matacanes angulados que hoy dan el apodo “Torre de los Piquillos”. El recinto interior se aboveda; el exterior (albacar) alberga caballerizas y un horno de pan cocido para la guarnición.
1436-1460 · Cárcel nobiliaria
Convertido en sede de la Encomienda Mayor de Castilla, el castillo aloja presos ilustres: Álvaro de Luna, valido de Juan II, pasa allí semanas antes de su traslado a Valladolid; más tarde el conde Pedro Manrique es recluido por disputas dinásticas. Los libros de rentas santiaguistas detallan el gasto en escoltas y víveres extraordinarios para estos reclusos.
1808-1813 · La artillería de Victor
Durante la campaña de Valencia, el mariscal Victor establece en Fuentidueña un punto de control del camino Real. Los zapadores franceses desmontan la barbacana sur para montar un cañón de 4 libras y vuelan la poterna al retirarse. Tras la guerra, la torre permanece en pie pero el recinto exterior es saqueado: los vecinos reutilizan sillares con la cruz santiaguista para bodegas y establos.
1949 · Declaración de Monumento y primeros auxilios
El decreto de 1949 frena un proyecto para volar la torre por “peligro de derrumbe”. Las primeras obras (1984-88) injertan barbacanas metálicas, sustituyen sillares perdidos y rellenan grietas con cal hidráulica.
2019-2024 · Consolidación integral
La Comunidad de Madrid inyecta 450 000 € (plan AR-13/2019) para limpieza del adarve, cosido de grietas con varilla de fibra de vidrio y recrecido parcial de almenas perdidas. Se instala un recorrido con QR y señalética inclusiva. La torre vuelve a ser el mirador oficial del valle del Tajo.
2 · Arquitectura en profundidad
2.1 · Implantación estratégica
El espolón de calizas margosas donde se asienta actúa como espigón natural: un acantilado de 55 m al norte y un foso excavado en roca al sur aislan el recinto. Controlaba el vado medieval de Villarta —puerta estándar a La Mancha— y la cañada concejil que unía Alcalá con Toledo.
2.2 · Recinto y materiales
- Planta irregular (≈110 × 50 m) adherida al perfil del cantil.
- Dos líneas defensivas: patio señorial y vasto albacar para caballerizas y rebaños. Restos de un barbacana exterior del s. XIV.
- Fábricas mixtas: tapial calicostrado en lienzos largos, mampostería menuda en cubos y refuerzos de sillería (granito de La Alberca) en esquinas y vanos. Los matacanes triangulares que sobreviven justifican el alias “Piquillos”.
2.3 · Torre del Homenaje
Rasgo | Detalle |
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Dimensiones | 30 m de altura; interior 7 m de lado; tres plantas cubiertas con bóveda de ladrillo. |
Acceso | Puerta a 6 m del suelo; rampa moderna. Entrada original mediante escalera de mano retráctil. |
Defensa | Matacanes corridos, almenas piramidales (hoy vaciadas) y saeteras de arco apuntado para ballesta. |
Función | Último reducto santiaguista; planta baja como cisterna; superior, cámara de comendador y archivo de rentas. |
Se conservan mechinales de la escalera perimetral que daba servicio a la azotea y las ménsulas de las antiguas garitas esquineras.
3 · Vida cotidiana y anécdotas
- Caballeros-colono: la encomienda concedía 80 yugadas de viña a cada hermano santiaguista que se asentara, a cambio de guardia anual de 30 días.
- La leyenda de Zaida: tradición local asegura que Alfonso VI ocultó aquí a la princesa musulmana Zaida tras la caída de Almería; de ahí que un aljibe interior se conozca como “Baño de la Mora”.
- Faro aéreo: la torre fue baliza de señales ópticas en la Guerra Civil (1937) para artillería republicana desde Arganda.
- Marcas de cantero recicladas: muchas casas del casco viejo exhiben sillares medievales con la cruz flordelisada santiaguista invertida— testigo del expolio pos-napoleónico.
4 · Visita práctica (2025)
Dato | Información |
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Acceso | Libre todo el año. Sendero empedrado desde la plaza del Castillo (10 minutos, 40 m de desnivel). |
Puntos seguros | Torre y lienzo norte con barandilla metálica; resto, ruina consolidada sin pasamanos. Linterna imprescindible al atardecer. |
Paneles | 3 paneles bilingües (historia, cronología, fauna del cantil). Código QR con tour multimedia de 12 minutos. |
Miradores | Mirador del Tajo (sur) y balcón del valle de Valdeguerra (norte). Visión de los meandros y del puente renacentista. |
Eventos | Noche de las Velas (primer sábado de julio): concierto de vihuela dentro de la torre; Ruta de la Orden de Santiago (abril) con recreación de investidura. |
Cómo llegar | A-3 salida 62; bus 351 Madrid (Conde de Casal)-Fuentidueña; carril bici EuroVelo 1 enlaza desde Villarejo. |

5 · Comparativa rápida con el castillo segoviano
Aspecto | Fuentidueña de Tajo (Madrid) | Fuentidueña (Segovia) |
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Altitud sobre el valle | 55 m | 120 m |
Elemento conservado | Torre cuadrada entera | Muralla pentagonal arrasada |
Orden militar ligada | Santiago | Hospitalarios (hipótesis) |
Acceso | Libre, señalizado | Sendero no balizado |
Vistas | A-3, vegas del Tajo | Cañón del Duratón |
Conclusión
El Castillo de Fuentidueña de Tajo (Madrid) es mucho más que una torre aislada: es un nudo estratégico de la Reconquista, un bastión santiaguista, cárcel de personajes de primera fila y, hoy, mirador privilegiado de la ribera madrileña del Tajo. Sus ruinas, bien señalizadas y de acceso gratuito, permiten comprender la evolución de la arquitectura militar entre los siglos XII y XVI y comparar, in situ, los retos de la conservación frente al expolio y al paso del tiempo. Una parada imprescindible para cualquier ruta de castillos madrileños.