Castillo de Hornillos de Cerrato

Al sur del territorio palentino se encuentra la pintoresca municipalidad de Hornillos de Cerrato, hogar de uno de los baluartes más conocidos de Palencia. Se trata del castillo de los Enríquez, mejor conocido como castillo de Hornillos de Cerrato, una modesta fortificación que data del siglo XV.

Si bien no se utilizó como suntuosa residencia señorial, esta fortificación sirvió en numerosas guerras que se llevaron a cabo en suelo español. Por ello, no es de extrañar que hoy en día esta icónica fortificación se haya catalogado como un edificio en estado de ruina progresiva.

Pese a esto, hoy en día es una propiedad pública y se puede visitar en cualquier época del año por aquellos que deseen revivir su increíble historia.

¿Te apetece aprender más acerca del famoso Castillo de los Enríquez?, entonces sigue leyendo la información traemos para vosotros en esta ocasión.

Historia del Castillo de Hornillos de Cerrato

Según los historiadores, la villa Hornillos de Cerrato, surgió tras la reconquista del territorio a manos del rey Alfonso III a finales del siglo IX. Tiempo después, establecido el poderío y, luego de adquirir notoriedad, la villa acabó siendo posesión de los Enríquez durante el siglo XV.

Para mediados del mismo siglo, el Castillo de los Enríquez ya era descrito como la pieza focal del poblado de Hornillos de Cerrato. Además, formaba parte de una importante red de fortificaciones ocupadas en las tierras aledañas del Cerrato.

En consecuencia, el castillo se vio envuelto en una cruzada liderada por el Almirante de Castilla, quien tenía a su cargo la fortaleza de Palenzuela. Tras una súbita derrota en la batalla de Olmedo, la familia Enríquez consigue el perdón real junto a los derechos de la fortaleza. De esta forma, el poderío de Hornillos permaneció bajo la sombra de los Enríquez hasta el año 1470.

Posteriormente, iniciando el siglo XVI, el castillo era propiedad del conde de Ribadavia, Bernardino Pérez de Sarmiento.

El noble se mantuvo a la cabeza de la villa por un período bastante corto, pese a ello, durante su establecimiento ocurrieron algunos acontecimientos relevantes. Es así como en 1503 terminó siendo juzgado por el rey por imponer labores forzadas a los pobladores de la villa de Hornillos.

Más tarde, en 1597, se suscita el evento más notable de la villa, que fue la acampada del cortejo fúnebre de Felipe I, “El hermoso”. Este suceso se extendió durante cuatro meses para homenajear al difunto, fallecido en Burgos, mientras su esposa, “Juana la loca”, era trasladada a Tordesillas.

El castillo de los Enríquez en años posteriores

Después, en 1530, tanto el señorío de la villa como el castillo, pasan a manos del secretario del rey Carlos I, Francisco de los Cobos. Siete años más tarde, Cobos decide vender los derechos del territorio, quedando como señor de Hornillos el regidor de Valladolid, Pedro Fernández Portillo.

Durante el siglo XVI, D. José de Guevara tomó posesión del señorío de la villa, para luego caer en manos de Pedro Fernández de Villarroel.

Con la llegada del siglo XVIII, el marqués de San Vicente ya ejercía su poder sobre la villa y el Castillo de Hornillos de Cerrato. No obstante, lejos para este momento la fortaleza ya habría entrado en decadencia, quedando prácticamente en ruinas. La fortaleza también estuvo involucrada en otros conflictos bélicos como la Guerra de Sucesión durante a inicios del mismo siglo.

Pasados los años, la localidad de Hornillos de Cerrato sufrió un intenso período de abandono y con ello el castillo perdió por completo su relevancia. A principios del siglo XX, dado el poco interés de los pobladores para con la fortaleza, estos emplearon las piedras del castillo para pavimentar carreteras.

Actualmente, aunque se encuentra bajo un estado de protección genérico dentro de la localidad, nunca se han hecho labores de mantenimiento en el recinto.

Hoy en día, pese a su estado de ruina progresiva, la fortificación es visitable para cualquiera que desee contemplar los vestigios de sus torres.

Origen del nombre del castillo

Quizá os parezca curioso que este castillo posea dos nombres en vez de uno, sin embargo, esto es algo habitual si hablamos de construcciones medievales.

Como bien sabéis, la mayoría de los castillos españoles fueron nombrados tras las localidades donde permanecen asentados. No obstante, otros nombres proceden de algunas familias de renombre que habitualmente tenían bajo su poder estos imponentes edificios.

Tal es el caso de este baluarte palentino, cuyo designio “Castillo de los Enríquez”, proviene de la anteriormente mencionada familia Enríquez.

Por otra parte, la procedencia del nombre de “Castillo de Hornillos de Cerrato”, es un tanto más peculiar. En realidad, se nombró de esta manera para hacer referencia a los hornos donde se cocía el yeso, dado que, la municipalidad de Hornillos de Cerrato es popular debido al auge de yeseras que aún se observan desde lo alto del pueblo.

Arquitectura del Castillo de Hornillos de Cerrato

La construcción de este castillo se llevó a cabo alrededor del siglo XV, y se culminó a inicios del siglo XVI. Así como el resto de los edificios medievales de la época, se erigió a partir de piedra sólida empleando una técnica básica de sillería.

Presenta un enclave en la cima de una colina que domina el término municipal de Hornillos de Cerrato. No obstante, en el presente sólo se pueden divisar los restos de lo que fue su imponente planta cuadrada, compuesta por cubos en las esquinas.

Anteriormente, el Castillo de los Enríquez contó con tres pisos, sin embargo, debido a su estado ruinoso perdió su altura inicial.

En la actualidad, únicamente quedan en pie las torres de su lienzo este y una parte sustancial del recinto que da hacia el norte. En la parte norte aún se conserva parte de lo que fue una puerta con arco de medio punto, aunque ahora está prácticamente enterrada.

Por otro lado, la parte central del recinto hasta la fecha se encuentra completamente repleta de escombros y vestigios de la misma construcción.

En sí, todo parece indicar que el castillo se construyó sobre los restos de una fortaleza anterior de la cual no quedan restos. Por otra parte, el edificio ruinoso que observamos hoy en día presenta las características típicas de una fortaleza de artillería renacentista.

En su flanco sudeste todavía se puede apreciar un peculiar escudo heráldico tallado con forma de aspa. Desde el exterior también se visualizan algunas ventanas, troneras de buzón y un remate de almenas que aportaba carácter defensivo a la fortaleza.