Castillo de los marqueses de Villafranca del Bierzo

Ubicado dentro de la serena comarca de El Bierzo, encontraréis un ejemplar que combina perfectamente las características del pasado con el presente. Se trata del Castillo-Palacio de los marqueses de Villafranca del Bierzo, un baluarte sin precedentes perteneciente al territorio castellano.

Esta residencia es una de las pocas de España que hoy en día todavía forman parte del patrimonio de sus propietarios originales. En realidad, esta fortaleza desde un principio se construyó como residencia señorial para los marqueses y, en la actualidad, todavía cumple su rol inicial.

Tras ser involucrado en saqueos y penosas batallas, no es de sorprendernos que en el presente figure como Bien de Interés Cultural para su comunidad.

Sin embargo, no es sólo su historia lo que despierta la atención de muchos, sino su presencia y belleza. De hecho, todo el complejo destaca por su elegancia y situación admirable respecto al terreno donde se halla emplazado.

Si queréis descubrir más sobre los detalles y los secretos de este asombroso castillo palaciego, os invitamos entonces a seguir leyendo este post.

Historia del Castillo de los marqueses de Villafranca del Bierzo

De acuerdo con los investigadores, el Castillo de los marqueses de Villafranca del Bierzo pudo ser construido sobre los restos de un castro anterior. Dicha construcción fortificada llevaba por nombre “Fuerza” y, según cuenta la historia, fue destruida en 1507 por el primer conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio.

Tiempo después, en 1515, es cuando se inician los preparativos para construir la fortaleza que vemos en la actualidad. El proyecto surgió por iniciativa de Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, esposo de la II. marquesa de Villafranca, María Osorio Pimentel. Ambos, teniendo el permiso de la Reina Juana I de Castilla, comenzaron la reconstrucción de la fortaleza.

En sí, la idea consistió en trasladar el lugar de residencia desde el Castillo de Cornatel, a un nuevo recinto referido al marquesado de Villafranca.

No se tuvo más noticias de la fortaleza hasta inicios del siglo XVI, cuando el quinto marqués de Villafranca del Bierzo hizo aparición. El noble, nombrado Pedro Álvarez de Toledo Osorio tras su padre, sometió el castillo a una serie de reformas.

Estos cambios acentuaron el carácter del antiguo castillo, el cual adquirió una fisonomía feudal con rasgos ligados a la arquitectura de los palacios italianos. Las reformas incluyeron variedad de ampliaciones y la incorporación de suntuosos ornamentos. Se puede decir que desde este momento es considerado más un Castillo-Palacio que un Castillo.

A razón de su importancia y riquezas, en 1809, sufrió un saqueo protagonizado por las tropas francesas que se dirigían hacia la ciudad de Lugo. Como resultado, el evento marcó el final de los años de gloria del palacio.

Asimismo, mientras se acentuaban los conflictos bélicos que libraron en la Guerra de Independencia, la fortaleza también fue usada como cuartel. Esto, a su vez, resultó en la destrucción y el desmantelamiento parcial del recinto.

El Castillo de los marqueses de Villafranca del Bierzo en tiempos modernos

A mitad del siglo XIX, al terminar las disputas en el territorio, el castillo es restaurado por su legítimo heredero, Joaquín Caro Álvarez de Toledo. 

Finalmente, el recinto quedó bajo la jurisdicción de María Manuela Caro y Carvajal, hija del tercer conde de Peña Ramiro. Es así como los derechos del castillo, pese a las adversidades, se mantuvieron como posesión de la línea sucesora del marquesado de Villafranca del Bierzo.

No obstante, actualmente es propiedad del esposo de María, el famoso director de orquesta, Cristóbal Halffter, quien ha muerto durante este 2021. Por lo tanto, el legado del castillo ha quedado en manos de sus hijos. 

Durante el año 2015, el castillo se añadió a la ampliación del popular Camino de Santiago. Desde entonces, figura en el n.º 1869 como el Palacio del Marqués de Villafranca.

Arquitectura del Castillo de los marqueses de Villafranca del Bierzo

El Castillo-palacio de los marqueses de Villafranca del Bierzo es un edificio de arquitectura civil, perteneciente al período histórico de la Edad Moderna. Pese a ello, presenta una estructura externa caracterizada por su apariencia de estilo palaciego renacentista.

A grandes rasgos, se describe como un recinto construido a principios del siglo XVI. Este comprende una planta cuadrada, cuyas esquinas se complementan con torreones circulares; cuatro en total. En cuanto al interior de las torres, este se divide en tres pisos con pisos acabados en madera.

El recinto también integra una variedad de estancias palaciegas y un Patio de Armas descubierto al interior. Antes, las distintas dependencias del castillo se distribuían a través del patio.

En general, los muros que bordean el patio y la fortaleza están construidos con base de mampostería y ladrillos, técnicas comunes de la época medieval. En comparación a otras fortalezas, presenta una arquitectura civil robusta de poca altura.

Por otra parte, dos de los cubos poseen una cornisa fabricada con arcos de ladrillo, las cuales recuerdan a los matacanes. Sin embargo, actualmente estas sólo cumplen un papel decorativo. Igualmente, la cubierta de las torres tiene una terminación en ábacos de pizarra que terminan en puntas; un rasgo que lo distingue de otros palacios.

Tanto su fachada principal como los torreones están dotados de numerosas ventanas de distintos estilos, tamaños y formas desiguales.

Hoy en día, el castillo presenta una conservación aceptable, puesto que hasta la fecha sigue empleado como lugar de residencia. La puerta principal se encuentra fabricada en ladrillo y en sobre ella todavía se preservan los escudos de armas correspondientes a los marqueses de Villafranca.

Hasta la fecha, aún se acometen obras de restauración en torno a las instalaciones del palacio para garantizar su preservación.

Visitas

Aunque en el pasado sufrió variedad de altercados por los franceses durante la Guerra de Independencia, el castillo logró llegar ileso a la actualidad.

De hecho, se cataloga como uno de los edificios medievales más modernos y en mejor estado de conservación dentro de la comarca del Bierzo. A pesar de las múltiples reparaciones y reformas, todavía conserva su atractivo natural, relativo a su época original.

Tal como os indicamos antes, desde sus inicios ha sido empleado como residencia, incluso al presente sirve de hogar a su propietario actual. Por este motivo, las visitas al interior de la propiedad sólo pueden realizarse con el permiso de los dueños. Sin embargo, los exteriores del castillo son visitables en cualquier época del año.