Continuando el recorrido por las hermosas tierras de Segovia, encontramos otra fortaleza con un legado histórico excepcional, el Castillo de Fuentidueña. Aunque se conoce poco acerca de sus orígenes, los restos de esta fortificación se consideran ejemplares invaluables de la arquitectura medieval española.
Se encuentra ubicado dentro del término municipal que recibe su nombre, al este de la provincia. Su posición estratégica respecto al terreno durante años le sirvió para imponerse sobre la villa y sacar provecho de la fertilidad de sus tierras.
El castillo albergó en su interior a numerosos reyes y fue visitado por otros personajes de relevancia para la historia de Castilla y León.
Se declaró Bien de Interés Cultural en el año 1995, sin embargo, años antes ya figuraba como una propiedad privada. Pese a ello, el Castillo de Fuentidueña sigue abierto al público, y no sólo eso, también se transformó en una suntuosa bodega de vino.
¿Os apetece conocer más sobre la interesante historia de este castillo?, ¡En este artículo encontraréis toda la información que necesitas saber!
Descripción general del castillo
Extendiéndose por una superficie relativa de cinco mil metros cuadrados, se encuentra el denominado Castillo de Fuentidueña. Hoy en día, esta antigua fortaleza comprende un número significativo de restos dispersos a lo largo del amplio terreno.
Entre los vestigios más relevantes encontramos algunas torres y parte de la muralla que dibujaba el perímetro de la fortificación. La construcción de este castillo se realizó con la finalidad de que sus instalaciones cumplieran la función de un Alcázar.
Presenta una planta irregular, cuyo emplazamiento se acopla perfectamente a la sinuosidad del terreno, a lo alto de una de las colinas de la villa. Desde ciertos puntos también es posible apreciar el foso y una barbacana que formaba parte del castillo original.
Se especula que anteriormente el castillo llevaba el nombre de Castillo de Alacer. Esta denominación debe sus raíces a un vocablo árabe cuya traducción al español es equivalente a “alegre”. Sin embargo, se dice que la fortaleza se rebautizó alrededor del año 1125, tras el nombre que obtuvo la villa, es decir, Fuentidueña.
Historia del Castillo de Fuentidueña
Hasta la fecha no existe documentación alguna sobre los inicios de la construcción del Castillo de Fuentidueña. Sin embargo, ciertas personas apuntan a su origen data de los siglos XII y XIII, debido a las características que presentan sus muros de mampostería.
De igual forma, algunos rasgos distintivos de la estructura que constituye la fortificación se vinculan a reformas realizadas en siglos posteriores entre el siglo XIV-XV.
Según ciertas cronologías, una fase primitiva del castillo estuvo vinculada al Rey Alfonso VI. Durante uno de sus períodos de reinado, el noble destacó por recuperar de manos de los musulmanes, las tierras donde actualmente se asienta la fortaleza.
Un siglo más tarde, el Rey Alfonso VIII de Castilla, somete el terreno de la villa a una segunda fase de reconquista. En aquel entonces, el castillo adquirió notoriedad entre las comunidades, puesto que en este lugar se concertó la paz con el rey de Navarra.
En este recinto Alfonso VIII, a finales de 1204, otorgó su testamento, donde expuso que las fortalezas a su nombre serían concedidas a su nieto. Este pretendía acabar con parte de las disputas existentes entre los reinos de Castilla y León respecto a la repartición y posesión de bienes. A su vez, esta iniciativa estuvo relacionada al conocido Tratado de Cabreros.
La fortaleza también sirvió como albergue para el noble, quien reposó entre sus murallas después de terminar la batalla de las Navas de Tolosa.
Otros personajes ilustres de la historia española que visitaron el Castillo de Fuentidueña fueron Alfonso X y Sancho IV. Este último, tras notar la mayoría de la población en la villa eran judíos, en 1308, cedió los privilegios cristianos a quien ocupase el lugar. En última instancia, el castillo también sirvió de prisión para Pedro Manrique de Zúñiga y Álvaro de Luna.
El Castillo de Fuentidueña en la actualidad
Con el pasar de los siglos, la fortaleza experimentó un declive sustancial que resultó en el abandono de la propiedad. No fue sino hasta el siglo XX, en los años 70, que el Ministerio de Hacienda decidió poner en subasta la propiedad.
Tras su adquisición el castillo pasó a considerarse una propiedad privada. No obstante, anteriormente ya se había clasificado como Bien de Interés Cultural de la localidad de Fuentidueña.
Pese a su estado de deterioro, el propietario actual, Fernando de Pertierra, aprovechó algunas de las instalaciones del castillo para crear una bodega de vinos.
Curiosidad: Vino Bodega de Castillo de Fuentidueña
Para aprovechar el potencial de las tierras de la villa, en 1982, Fernando Pertierra tuvo la idea de crear una viña. La idea surgió con la finalidad de demostrar que podía elaborar un vino tinto de calidad excepcional en las tierras de Fuentidueña.
No obstante, esto fue posible gracias a la situación privilegiada en la cual se encuentra el terreno a orillas del Duratón. Este río es uno de los tributarios del río Duero, un afluente que es conocido por alimentar los viñedos y bodegas tradicionales de Valtiendas.
A partir de las cosechas que se obtienen de las tierras de Fuentidueña, el vino es elaborado entre los vestigios del antiguo castillo. Para ser más específicos el tinto de la bodega de Pertierra es añejado en una moderna instalación situada cerca del casco urbano.
Se cuentan alrededor de tres hectáreas de terreno que se emplean para el cultivo de uvas de tempranillo. Conjuntamente, la bodega tiene un índice de producción de aproximadamente seis mil botellas anuales.
Asimismo, en función de servir al público, la bodega de vinos del Castillo de Fuentidueña se encuentra abierta los fines de semana. En sus instalaciones se permite a los visitantes realizar cata de los vinos elaborados en el lugar y recorridos por el viñedo.
Por si fuera poco, además del enoturismo que ofrece el recinto, también están a la venta otros productos tradicionales de las tierras de Fuentidueña.
Sin lugar a duda esta es una experiencia distinta que no podrás perder en tu próxima visita al Castillo de Fuentidueña.