Quizá no sea uno de los más populares, no obstante, el castillo de Simancas es digno de admiración. Se construyó durante el siglo XV, ocupando el lugar de una fortaleza anterior en un enclave de gran interés tanto para árabes como cristianos. De hecho, se erigió para reforzar la línea defensiva que antiguamente protegía las cercanías de la población para con el Duero.
En la actualidad, se alza como una joya medieval de gran carácter, distinta a los castillos que estáis acostumbrado a ver en Valladolid.
A continuación, os contaremos todos los secretos que callan sus hermosos muros de piedra.
Historia del castillo
En el pasado, Simancas sufrió estragos a causa de distintas vertientes de los reinos españoles que intentaron derrocar a los musulmanes. La disputa conlleva al enfrentamiento del califa Abderramán III, resultando en días de asedio y continuas refriegas, las cuales acabaron con la retirada del árabe.
No obstante, el 1 de agosto de 939 ya se había suscitado la Batalla de Simancas. Este se trató de un duelo bélico protagonizado por las tropas de la coalición cristiana liderada por el entonces rey de León. Según la historia, Ramiro II salió en persecución del califa derrotándolo en el paraje de Alhandega, denominado así por los cronistas árabes de la época.
En torno al siglo XV la villa de Simancas pasó a manos de la jurisdicción de los Almirantes de Castilla; el linaje de los Enríquez. Fueron ellos quienes lograron promover la construcción de la fortaleza a mediados de la segunda mitad del mismo siglo. Por supuesto, se erigió sobre un castro anterior empleado como esqueleto para dar vida al aspecto final del castillo de planta pentagonal.
Tiempo después, los Reyes Católicos exigieron a los Enríquez ceder la fortaleza en consecuencia a las nuevas políticas de control establecidas. Fue así como el Castillo de Simancas perteneció al régimen de la corona, sirviendo a los monarcas como prisión del estado.
En consecuencia, uno de los primeros presidiarios del lugar fue el mariscal Pedro de Navarra, quien fue apresado en 1516. Esto ocurrió luego de que el hombre actuase en la segunda contraofensiva a favor de recuperar el Reino de Navarra. Finalmente, la fortaleza de Simancas se convirtió en su sepulcro después de ser asesinado en noviembre de 1522.
El castillo de Simancas en años posteriores
También fue prisionero del castillo de Simancas Antonio de Acuña, obispo de Zamora, a quien ejecutaron vilmente con un garrote. Por orden expresa del Rey, su ejecución la libró el entonces alcalde Rodrigo Ronquillo y Briceño en el año 1521.
Su dolorosa muerte se dio a consecuencia del ataque que efectuó al alcaide del castillo. Luego de ello logró escapar, sin embargo, fue capturado y enviado de vuelta a la fortaleza.
Al presente, el cubo donde se llevó a cabo el deceso recibe el nombre de Torre del Obispo. Tras la batalla de Villalar, tres comuneros: Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado; también fueron ejecutados.
Iniciado el siglo XVI, el alcaide Hernando de la Vega resolvió añadir nuevas barreras a la estructura del castillo. A su vez, se aumentó la profundidad y anchura del foso para reforzar la defensa. También se abrió un nuevo acceso orientado hacia el norte que conducía al exterior de la villa.
En 1588, Francisco de Mora se convierte en otro de los artífices principales del castillo al asumir la práctica de nuevas reformas. A él se atribuye la construcción del patio, la escalera principal, además del pórtico de entrada. El castillo alcanzó su forma final durante el siglo XVII tras los esfuerzos de Pedro Mazuecos y Diego de Praves.
Actualmente, el castillo de Simancas es propiedad del Ministerio de Cultura y gracias a su estado de conservación funciona como sede del Archivo General Homónimo.
En comparación a otros baluartes vallisoletanos, esta fortaleza nunca se abandonó. Al contrario, a lo largo de la historia fue intervenido en más de una ocasión para mejorar su funcionalidad.
Arquitectura del castillo
La forma final que toma el castillo de Simancas surgió tras las reformas acometidas durante el siglo XVI. A partir de ellas, Juan de Herrera y Francisco Mora proyectaron la estructura acampanada de la linterna en la Torre del Obispo.
Hubo otras reformas y transformaciones posteriores de igual relevancia efectuadas entre los siglos XVII-XVIII, orientadas a la adecuación del edificio medieval como archivo.
Anteriormente, el recinto contaba con tres puertas con sus respectivos puentes levadizos. Dos de estas fueron ubicadas entre los reinados de Carlos II y Felipe V; aún podréis ver los escudos de cada uno.
Tanto la muralla, los cubos, las almenas, el foso y los dos puentes corresponden al siglo XV. Igualmente, la capilla de la fortaleza se reformó en el mismo siglo por la familia Enríquez. A mitad del siglo XX se practicó la última y más reciente reforma a esta sección.
Allí podréis apreciar una bóveda estrellada de crucería gótica que luce los escudos heráldicos de sus fundadores: D. Alfonso Enríquez y D. María de Velasco.
Dado que el castillo de Simancas fue acondicionado para albergar el Archivo General, este presenta variedad de estancias valiosas. Entre ellas destaca una cámara incombustible, donde se depositan la mayoría de los documentos.
Al interior de la fortaleza encontraréis un patio central, cuyo perímetro los custodia tres torres. El cuarto cubo es el de mayor carácter y posee una estructura de casamata. En cuanto a la barrera exterior, esta presenta una forma irregular, adaptada al trazo interior del recinto.
Horarios de visitas del castillo de Simancas
Si queréis visitar el castillo de Simancas, debéis saber que este verano estará cerrado al público; sólo se recibirán los investigadores con cita previa. No obstante, el resto del año, la fortaleza abre sus puertas de acuerdo con el siguiente horario:
Días laborables — de 10:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 19:00 h. También los sábados, domingos y festivos — de 11:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 19:00 h.
De cualquier manera, las visitas guiadas por la fortaleza de Simancas podrán ser en grupos, siempre y cuando se cumplan las siguientes condiciones:
- Que los visitantes sean estudiantes de secundaria, la ESO, universitarios o personas inscritas en cursos especializados.
- Grupos conformados por un mínimo de 10 y un máximo de 30 personas.
El departamento de difusión gestiona todas las visitas; para más información, podéis llamar al teléfono: 983 99 86 96