Si sois un fanático de los castillos como nosotros, una de las paradas obligatorias al ir por la ciudad de Burgos es su antigua fortaleza. El castillo de Burgos, en realidad, es un edificio militar que ha estado presente en la historia de los burgaleses desde el siglo IX.
Durante años, fue escenario de épicas batallas y encuentros entre eminencias de los reinos cristianos, como El Cid. También fue lugar de descanso de personajes ilustres y prisión para aquellos monarcas que incumplían con su labor.
A simple vista parece una fortaleza medieval cualquiera, no obstante, esconde secretos como ninguna otra. Incluso alberga un fascinante museo y centro histórico en su interior que cuenta las anécdotas sobre su peculiar legado histórico de la ciudad. Por si fuera poco, la fortaleza de Burgos está rodeada de áreas verdes que están abiertas al público para disfrute de todos.
Por este motivo, una visita al castillo de Burgos es la mejor alternativa para aquellos que gustan de la historia, los misterios y la naturaleza ¿Te animáis a vivir esta aventura?, ¡acompáñanos entonces en esta fascinante lectura!
Historia del Castillo de Burgos
Existe evidencia de que el lugar donde ahora se asienta la fortaleza, anteriormente, también estuvo ocupado por asentamientos que parten desde el período neolítico. Sin embargo, el origen del castillo está vinculado con la fundación del poblado de Burgos ya entrada la Edad Media.
En aquel entonces, el conde Diego Rodríguez Porcelos, dada la creciente importancia de la población, exigió la construcción de la fortaleza. Este acontecimiento tuvo lugar en 884, momento en que se escogió el enclave en el cerro de San Miguel como lugar predilecto para el castillo. De esta forma, se pretendió defender el territorio durante la época de la Reconquista.
Tiempo después, al desplegarse las fronteras y las población hacia el sur, las tierras quedaron bajo el control de los monarcas castellanos.
Durante un largo período el castillo de Burgos sirvió como prisión para notables de alto rango que perdían en encuentros diplomáticos. Al efecto, en 1072, El Cid fue encerrado en la fortaleza tras ser derrotado por su hermano Sancho II en la batalla de Golpejera.
Entre los años 1155-1214, durante el reinado de Alfonso VIII se realizaron importantes reformas al castillo de Burgos. Estas fueron completadas con las ampliaciones y labores de embellecimiento a manos de Enrique IV de Castilla, entre 1425-1474.
Mientras, las disputas entre el castillo y el consejo eran frecuentes, no obstante, estas culminaron tras la guerra entre Isabel la Católica y Juana Beltraneja. En consecuencia, el castillo pasó a manos de los Stúñiga, quienes apoyaron la causa de Juana. Es así como el linaje de los Stúñiga ejerció el señorío en la población y el castillo hasta la imposición de los Reyes Católicos.
Establecidos en el poder, Fernando el Católico convierte el Castillo de Burgos en un fuerte de artillería.
El castillo durante la ocupación francesa
Los acontecimientos anteriores marcaron un precedente en la historia de Burgos. Sin embargo, años después, el castillo volvería a sufrir a causa de nuevos y feroces enfrentamientos.
Al llegar el siglo XVIII, en 1736, ocurre un incendio que supuso la destrucción del interior de la fortaleza; también comprometió las techumbres y artesonados. No obstante, un siglo más tarde, durante la Guerra de Independencia la entonces ciudad de Burgos recuperó parte de su prestigio.
A raíz de esto, los franceses acondicionaron el lugar resultando en la transformación del castillo, pero este no fue el fin de su participación.
En plena invasión napoleónica, las tropas francesas establecen su batería imperial. Finalmente, entre septiembre y octubre de 1812, el castillo es asediado por las tropas angloportuguesas del duque de Wellington, Arthur Wellesley. Este tuvo su base de operaciones en un palacio de Villatoro, más tarde fue atraído al Castillo de Burgos por su notoriedad durante el conflicto.
Un año después, con la retirada de los franceses, la fortaleza es testigo de los últimos preparativos que se realizaron antes de la marcha definitiva. Entonces, el proceso que se escogió fue denotar la fortaleza para acabar con cualquier material bélico o documental que pudiera servir a los enemigos.
La detonación se realizó sin un preaviso de evacuación, lo cual produjo la muerte de más de doscientos militares franceses. Tanto el castillo como la población también se vieron gravemente afectados por la explosión.
El castillo de Burgos en la actualidad
Aún en el siglo XIX el castillo siguió siendo utilizado esporádicamente en las guerras carlistas. Asimismo, debido al impacto que tuvo su presencia en la historia, a finales del mismo siglo, Eduardo Oliver Copons escribió un libro sobre la fortaleza.
En la primera mitad del siglo XX, se instaló la defensa antiaérea de la ciudad dentro del castillo para servir en la guerra civil.
En otras noticias, la fortaleza también tuvo gran relevancia en el ámbito tecnológico, pues resguardaba parte del sistema de comunicaciones por telégrafo creado en España.
Hasta la fecha aún se conservan restos de las numerosas torres que se construyeron para comunicar distintos puntos de la península. De hecho, el Castillo de Burgos contaba con la posición número 27 de la Línea de Castilla que comunicaba Madrid con el municipio de Irún.
Actualmente, la fortaleza no cumple ninguna función militar o comunicativa. En realidad, se encuentra rodeada de parques cuyas calles están dedicadas a varios poetas.
Igualmente, la fortaleza de Burgos se reconstruyó parcialmente para albergar un centro de interpretación que se inauguró en abril de 2003. Desde entonces el recinto está abierto al público, así como también sus múltiples galerías y otras dependencias.
Presos famosos del Castillo de Burgos
Como os mencionamos antes, el Castillo de Burgos fue acondicionado para servir de cárcel del Estado. Durante esta época fue ocupada por los monarcas Alfonso VI de León, García de Galicia y el asesino del rey Eduardo II, Tomás de Gournay.
Según los Anales correspondientes al reinado de Alfonso X, en el castillo fue ejecutado el hijo de Fernando III, el infante Fadrique de Castilla. El suceso tuvo lugar después de que Alfonso diera la orden de matar a su hermano junto a Simón Ruiz de los Cameros.
Posteriormente, en 1282, por órdenes de Sancho IV, los restos del infante se trasladaron al desaparecido convento de la Santísima Trinidad de Burgos.
Estructura del castillo
En el pasado, los pobladores describieron la fortaleza como un edificio porticado de tres plantas abiertas al patio de armas.
El interior presentaba ornamentos con motivos estucados mudéjares, algunos de los cuales todavía se conservan en el Arco de Santa María. En cuanto a su fábrica, esta se realizó en piedra de sillería, labrada aproximadamente entre los siglos XII-XIV.
Al presente no quedan demasiados elementos del castillo consolidados; sólo renglones de las murallas, cubos y puertas. Algunos de estos fueron edificados en años posteriores para complementar la seguridad de su guarnición.
Conjuntamente, los cubos que podréis visualizar son obras recientes, construidas con la idea de devolver prestigio a la imponente fortaleza burgalesa.
Las murallas del Castillo de Burgos forman dos recintos concéntricos, cuyo interior está compuesto por un muro de 2,30 metros de ancho. A su vez, este comprende algunas torres distribuidas en su contorno que, anteriormente, sirvieron como elementos defensivos y contrafuertes. En cuanto a la forma, estas son variadas; algunas son de planta circular y otras rectangulares.
Una de las torres se le conoce como Torre Albarrana, esta se unía a la muralla hacia la parte superior a través de un paso de madera. De allí parte el recinto exterior de menor altura, construido para dificultar el ataque directo al núcleo de la fortaleza.
El castillo de Burgos carece de Torre del Homenaje, algo peculiar, dado que este es un elemento emblemático de los castillos medievales españoles. No obstante, en su lugar posee un palacio que sirvió de residencia señorial; a este se le llama Palacio de Alfonso X.
Si vais hacia el solar del castillo encontraréis escondidos una serie de complejos subterráneos denominados galerías. Esta es una de las partes más curiosas e interesantes que podréis disfrutar durante una visita al Castillo de Burgos.
Puerta
Para acceder al interior del Castillo de Burgos se debe atravesar dos puertas. La primera se abre en el extremo oeste de la muralla; esta es la que permite la entrada actual al recinto. Antiguamente, esta puerta facilitaba la comunicación entre la fortaleza y la ciudad desde el barrio de San Pedro.
Pozo y galerías
El pozo de la fortaleza de Burgos, conocido también como Cueva del Moro, es un complejo subterráneo con galerías de 300 metros de longitud. Esta intrincada red de pasajes bajo tierra se construyó entre los siglos XII-XIII, aunque las primeras citas se remontan al año 1475.
Se sabe que estas cámaras se utilizaron en el asedio de las tropas de Isabel la Católica, durante la guerra de sucesión al trono. En aquel entonces, el castillo era defendido por los partidarios de Juana Beltraneja.
A grandes rasgos, el pozo se considera una verdadera obra de ingeniería medieval, pues, además de servir como defensa, abastecía de agua al castillo. Se fabricó en sillería de piedra caliza escuadrada, trazando la forma de un cilindro hueco vertical, con una profundidad de 62,50 metros.
El acceso se hace por medio de seis husillos o cilindros verticales de 1,40 metros de diámetro interno. La finalidad de estos era crear un descenso al fondo del pozo para facilitar su limpieza y mantenimiento.
La Cueva del Moro también cuenta con una trampa que está estratégicamente colocada. En el pasado, esta contaba con dos tipos de pasarela fabricadas en madera: una fija y otra móvil. Esta parte móvil hacía que los merodeadores e intrusos cayeran desde varios metros de altura si intentaban caminar sobre ella.
Mirador del castillo de Burgos
Entre otros de los elementos más destacados del castillo de Burgos, se encuentra el Mirador del Castillo. Se trata de una especie de terraza desde la cual podréis apreciar una magnífica vista de las áreas verdes, el complejo histórico y la ciudad.
A lo largo del recorrido también tendréis la oportunidad de encontrar una extensa flora que crea una especie de paraíso terrenal.
Museo arqueológico
Entre los años 1996 y 2003 se desarrolló y ejecutó el Museo Arqueológico del Castillo de Burgos. En sí, la iniciativa se planteó respetando los principios de actuación para con el patrimonio español y las cartas internacionales de restauración. De esta forma, se creó un pabellón desmontable que protege sin interferir con la construcción original del castillo.
Algunas de las mentes maestras tras su realización fueron los arquitectos Marian Álvarez-Buylla y Joaquín Ibáñez Montoya. Este lugar que mezcla perfectamente el mundo actual y el pasado histórico de Burgos está abierto para todo público durante todo el año.
Castillo de Burgos: horario y precio
Si os dais un paseo por la provincia no os podéis perder las maravillas que guarda el Castillo de Burgos entre sus muros.
- Horario de visitas al castillo de Burgos
El castillo está abierto durante toda la semana en el siguiente horario:
Mañana — de 11:00 a 14:00 h.
Tardes — de 17:00 a 20:30 h.
No se permite la entrada al público media hora antes de la hora del cierre. Asimismo, las visitas a las galerías y la Cueva del Moro son accesibles a partir de los siete años.
Todas las visitas son autoguiadas a excepción del recorrido subterráneo que se lleva a cabo en grupos, siempre acompañados por un guía capacitado.
- Precios para entrar al Castillo de Burgos
Desde el 2021 la entrada a la fortaleza es libre.