Castillo del Cid o Sotopalacios

A lo largo de nuestra historia, numerosas fortalezas españolas fueron relacionadas con Rodrigo Díaz de Vivar y el Castillo de Sotopalacios no es la excepción. Apodado “el castillo del Cid”, se trata de una fortaleza que, según la tradición, pudo estar relacionada con la familia de este ilustre militar.

Se construyó entre los siglos XIV-XV, durante este tiempo perteneció a notables familias entre las cuales destacan: los Manrique y los Padilla.

Desde su edificación ha sido un emblema para los castillos palaciegos de la región, aunque algunos autores dicen que nunca fue terminado. No obstante, es fácil apreciar a través de sus muros las distintas etapas históricas de su legado y su innegable carácter español. De hecho, su impresión es tanta que, hasta la fecha, sigue catalogado como uno de los castillos mejor conservados de la provincia de Burgos.

La apariencia actual del Castillo de Sotopalacios se atribuye a las labores de restauración de su último dueño quien lo usa de vivienda particular. ¿La mejor parte? Se encuentra a la venta actualmente, un poco costoso, no obstante, merece la pena soñar vivir en él, pues este baluarte no tiene igual.

Historia del castillo del Cid

Contrario a lo que se piensa, no está confirmado que el castillo de Sotopalacios fuese erigido en los tiempos del Cid. En realidad, esta fortaleza data de los siglos XIV y XV, pues es a partir de este momento que se alza su imponente estructura. No obstante, popularmente se le conoce por el Castillo del Cid, debido al vínculo de la fortaleza para con la familia del ilustre personaje español.

Según algunos documentos de la época, anteriormente, pudo existir otro castillo en el lugar donde reposa la fortaleza que apreciáis a la fecha. Sin embargo, numerosos expertos sugieren que esta es sólo una suposición más que, lamentablemente, no se ha podido desmentir.

Durante siglos el edificio sufrió grandes reformas en torno a su estructura para adaptarse a las exigencias de las distintas épocas. Una de las más importantes fue la que suscitó el linaje de los Manrique, cuando convirtieron la fortaleza en una residencia solariega.

Pese a su encanto y notoriedad como palacio, en el siglo XIX, el recinto sirvió de polvorín o depósito de municiones para el ejército español.

Igualmente, una de las causas principales que contribuyó a su deterioro fueron los constantes saqueos de materiales a manos de los burgaleses de la zona. Estos emplearon el castillo como cantera de fácil acceso con el propósito de usar los materiales para restaurar el resto de los edificios del pueblo.

El castillo de Sotopalacios en el presente

En el año 1949 el famoso castillo del Cid se declaró Bien de Interés Cultural para la comunidad burgalesa.

Fue adquirido por el químico César San José Seigland cuando estaba prácticamente en ruinas. Después de un tiempo creó una fundación privada en la que personas minusválidas que trabajaban dentro de las instalaciones restauradas del castillo. Esta fundación tuvo el propósito de conservar la artesanía local mediante un taller de CEE, donde se confeccionaban alfombras de nudo y tapices.

En las últimas décadas se hizo un esfuerzo por restaurar algunas de sus dependencias. De allí resultó la conservación de la parte que la reina Juana impidió construir a D. Antonio de Padilla durante el siglo XVI.

En la actualidad, la fortaleza figura como propiedad privada, utilizada como vivienda particular y no se encuentra abierta al público. Por lo tanto, sólo podréis verla desde el exterior.

Venta del Castillo del Cid

Al presente, el castillo del Cid se encuentra a la venta por el módico precio de 2,2 millones de euros, según la agencia inmobiliaria Engel&Volkërs.

Dadas sus características modernas esta se cataloga una vivienda de ensueño, pues cuenta con un patio de armas además de numerosas salas palaciegas. Eso sin mencionar las 19 habitaciones y los siete baños que se caracterizan por su belleza enmarcada en el carácter palaciego de una fortaleza medieval.

Se estima que el castillo de Sotopalacios en Burgos se extiende por una superficie de 3.000 metros cuadrados sobre una parcela de 15.193 metros cuadrados. Además del cuerpo principal cuenta con dos torres gemelas de cuatro plantas cada una donde sus huéspedes pueden vivir al mejor estilo de la realeza.

Como podréis apreciar se trata de una vivienda digna de un rey, y también, un baluarte que hace honor a su nombre e historia.

Estilo del castillo de Sotopalacios

Debido a la elegancia de sus proporciones el Castillo de Sotopalacios es, en realidad, un palacio con tintes militares propio del medioevo tardío. En aquel entonces el carácter defensivo era reprimido para que los edificios de esta índole fuesen empleados más que nada como residencias señoriales.

El recinto traza una forma cuadrada con dos gruesos torreones situados en sentido oeste y sur, además de un modesto cubo al este. Hacia el lienzo norte hallaréis la puerta hacia el castillo; en esta área también se evidencian restos de lo que pudo ser una cuarta torre. Al interior se abre el patio de armas con un ingreso adicional frente al anterior.

Al suroeste, el espacio libre que comprende la fortaleza antiguamente estuvo techado y dividido en distintas dependencias de gran lujo y vistosidad para sus huéspedes.

En el perímetro que cierra las torres principales se abren unas ventanas enrejadas a la altura de la primera planta. Por otro lado, las ventanas abiertas hacia lo alto del recinto presentan un arco rebajado fabricado con buen dovelaje.

Entre los detalles de la última etapa constructiva del Castillo del Cid resaltan los ventanales con asientos, los matacanes corridos y las troneras típicas del siglo XV. Igualmente, a simple vista podréis apreciar las diversas reformas realizadas en los muros del castillo, debido a las diferencias en los colores de los materiales.

En el pasado, todo el castillo estuvo coronado por almenas apoyadas en arquillos sobre pequeños bloques de piedra que lo dotaron de valor decorativo. Asimismo, las torres también constan de sus propias almenas dispuestas en grupos de cinco en cada extremo; exceptuando el interior que posee un garitón.

En el último piso de dichas torres existió un acceso que comunicaba al paseo de ronda de las murallas que conforman el castillo.