Si recorréis el territorio salamantino os encontraréis un castillo único, cuyo tamaño físico no hace justicia a su increíble historia. Os hablamos del Castillo de Villanueva del Cañedo, mejor conocido como Castillo del Buen Amor, localizado en la municipalidad de Topas.
Se describe como un recinto palaciego con aires renacentistas erigido durante el siglo XV que fue propiedad de los Reyes Católicos. En sus años dorados su interior también sirvió de residencia a incontables personajes de la nobleza castellana. Sin embargo, ninguna historia es tan hermosa como la del romance protagonizado por las almas de los devotos católicos y sus amantes.
Cuenta la leyenda que su amor fue tan poderoso, que ni siquiera el tiempo los pudo separar y por ello aún rondan por las habitaciones del castillo. Por supuesto, estas historias son tan criticadas como aceptadas, pero nadie conoce la verdad que tras sus muros se encierra. A menos, que os atrevéis a pasar una noche en la fortaleza.
La mejor noticia que podréis hacerlo, puesto que el castillo del Buen amor se transformó en una hermosa posada. ¿Os apetece revivir una historia llena de amor y curiosidades?, entonces, seguid leyendo la información que traemos para vosotros el día de hoy.
Castillo del buen amor historia
La construcción del castillo fue acometida por órdenes de Juan II de Castilla, sobre los restos de un castro anterior fechado para el siglo XI. En aquel entonces, la fortaleza se presentaba como un robusto edificio militar, mayormente empleado como palacete gótico hasta el siglo XIII.
Durante la segunda mitad del siglo XV la villa es cedida junto a su fortaleza a los Reyes Católicos. Al efecto, sirvió de refugio a Fernando II en su camino hacia la batalla de Toro en pleno conflicto contra Juana la Beltraneja.
Un año más tarde, en 1476, el castillo pasó a manos de Alfonso de Valencia y Bracamonte, mariscal de Castilla. Al año siguiente, el castillo se alza como propiedad de Alonso de Fonseca Quijada, obispo de Ávila, Cuenca y Osma, primo de Alfonso de Fonseca.
Este último adquirió el castillo por Alfonso de Valencia, quien tiempo antes lo recibió como recompensa de los Reyes Católicos tras cederles la ciudad Zamora.
El obispo fue el artífice tras la reconstrucción del castillo de Villanueva de Cañedo. A él se le atribuyen las modificaciones que transformaron la antigua estructura en un palacio con trazas renacentistas. Todo con el propósito de hacer de la fortaleza su hogar que compartió junto a su amante, Teresa de las Cuevas.
Cuenta la historia que el idilio entre ambos dio origen al nombre del Castillo del Buen Amor. Aunque también se dice que dicho nombre procede de la leyenda del amorío entre el arzobispo Alonso Fonseca y D. María de Ulloa.
El escudo de armas pregona la antigua situación palaciega concedida a la estructura, junto a esta se encuentran numerosas inscripciones religiosas recorriendo las cornisas que los historiadores han tomado como muestra de las pasiones secretas aquí acontecidas. Una lucha interminable entre el pecado y la virtud católica.
El castillo del Buen amor en años posteriores
Con la llegada del siglo XVII, en 1615, se instaura a D. Antonio de Fonseca y Enríquez como el primer conde de Villanueva de Cañedo. Uno de los tantos caballeros que conformaron la Orden de Santiago.
En 1615, el monarca otorgó el título de primer conde de Villanueva de Cañedo a Antonio de Fonseca y Enríquez Freire de Andrade y Guzmán. Tiempo después, el castillo fue posesión del Duque de Sexto, conde de Grajal y Marqués de Alcañices. De esta forma, fue continuó siendo parte del patrimonio de su decendencia hasta el siglo XX.
En aquel entonces las dependencias de la fortaleza tuvieron múltiples usos. Esto dio paso a la dejadez que sufrió el castillo a causa de la muerte de Alfonso.
Época de abandono y nuevos propietarios
Tiempo después, el abandono hizo estragos en la estructura provocando la pérdida de las torres y la muralla defensiva. En consecuencia, muchos pobladores de municipios cercanos aprovecharon el material restante para construir sus viviendas a la cercanía de la fortaleza.
Para ese momento, el interior era la única parte conservada en buen estado, salvo los artesonados del piso superior, perdidos durante un incendio.
En 1931, el castillo del Buen amor fue declarado Monumento Histórico Artístico de la región. Sin embargo, para ese momento la fortaleza no tenía mayor protagonismo ni consideración de parte de sus propietarios.
Lo único que despertaba la atención de los herederos era la finca de mil hectáreas donde hoy en día se asienta la fortaleza. Debido a ello, sus dependencias se transformaron en almacén agrícola en los años 50, ganando notoriedad por ser un fuerte predominante de actividad económica.
Unos años antes, en 1933, la torre del homenaje del castillo sufrió un incendio que produjo el hundimiento del techo y las plantas superiores. El suceso más tarde incentivó a la instauración de una prohibición para evitar el hurto de elementos que pudieran acelerar la ruina del castillo.
Durante esta época su propietario fue el marqués de Ivanrey, Ricardo Soriano Scholtz von Hermensdorff. Un año más tarde fue transferido a sus propietarios actuales. En 1958, debido a su deplorable estado se llevaron a cabo obras de restauración bajo el asesoramiento del arquitecto de la Comisión Provincial de Monumentos.
Es así como termina en manos de la familia de hoteleros Fernández de Trocóniz, las mentes maestras tras el Gran Hotel de Logroño y Salamanca. A manos de ellos la restauración del castillo se hizo con la finalidad de entrar en el servicio de la hostelería. No obstante, este objetivo nunca se concretó durante la época.
Castillo del buen amor leyenda del fantasma
Incontables son las personas que afirman que este castillo está envuelto en un misterioso halo fantasmal, una peculiaridad jamás acontecida en otra fortaleza. Tanto trabajadores del hotel como sus huéspedes cuentan haber vivido una experiencia de otro mundo caminando entre sus dependencias.
Paloma Navarrete es el mejor ejemplo de ellas, una mujer excepcional que tuvo el gusto de trabajar en el hotel. Esta mujer presenció la aparición del fantasma del Castillo del Buen Amor, también conocido como la dama blanca. Una figura femenina que, según describen, merodea durante las noches por el área de recepción y el bar contiguo del castillo.
Otros huéspedes aseguran haberla visto peinando sus cabellos al filo de las almenas. Mientras que los recepcionistas afirman recibir llamadas desde habitaciones donde no hay ningún huésped alojado. Cada vez que una llamada es contestada lo único que se escucha al otro lado de la línea es una respiración fantasmagórica.
Entre los cientos de apariciones y vivencias paranormales, algunos residentes también han oído golpes en las paredes que los perturban al dormir. Asimismo, las camareras de turno suelen encontrar objetos que se cambian de lugar y las camas deshechas en habitaciones cerradas.
La gran mayoría tiene la creencia que el artífice tras toda esta actividad fantasmal no es otra sino María de Ulloa. La antigua amante del arzobispo, quien tras siglos después de su muerte sigue rondando el castillo, convertida en dama blanca recordando su amor.
Castillo del buen amor estilo
Pese a su período de abandono y posterior reconstrucción en el S.XX, el castillo de Villanueva de Cañedo aún guarda su antiguo encanto renacentista.
Actualmente, el recinto se compone de cuatro cubos orientados cada uno sobre los puntos cardinales, exceptuando la Torre del Homenaje. Esta última es la única del complejo palaciego construida en diagonal.
Al exterior del edificio descansa un antiguo foso de 15 metros de ancho y 8 de profundidad, junto a los restos de un puente levadizo. A la fecha, el lugar que ocupa el foso ahora es una piscina. En el lienzo norte hallaréis una curiosa colección de gárgolas con forma de monstruos y animales.
Si pasáis al interior del castillo notaréis un marcado estilo gótico y morisco que convive en armonía en compañía de las figuras románticas del salón.
En uno de los extremos encontraréis un pórtico policromado de madera con grandes chimeneas que están amparadas amén de relieves y techos de madera. El resto de las habitaciones gozan de distinción, dado que cada una fue adaptada a la estructura del edificio.
El recinto fue erigido a partir de piedra franca extraída de Villamayor, con gruesos e imponentes muros que resguardan los escudos de la familia Fonseca. Un patio se organiza al interior del recinto en conjunto con una galería de tres lados.
Por último, se hace referencia a un antiguo sótano que es la única parte conservada de la estructura original del siglo XI. Dicha dependencia anteriormente destacaba por su aspecto rústico, pues al momento de su construcción se tenía un único objetivo: salvar la retaguardia de la reconquista.
Posada real (hotel)
Si bien el castillo se restauró con la finalidad de hacer un hotel, en 2003, el proyecto se abandonó debido al alto coste de mantenimiento. En consecuencia, se decidió convertir el castillo en una posada con alojamiento al mejor estilo medieval español.
Como podréis imaginar, cada obra de restauración fue practicada de manera minuciosa en función de conservar la autenticidad del recinto. Asimismo, son estos y otros detalles escondidos los que notaréis a simple vista al pasar por las puertas del castillo.
Sólo imaginaros pasar un par de noches en un curioso castillo encantado del siglo XV. Pues, si sois amantes de las aventuras, el hotel-posada Buen amor lo tiene todo para vosotros.
Al presente, su estructura cuenta con 41 habitaciones de estilo gótico-renacentista, donde en todo momento podréis respirar historia. El precio de las habitaciones parte de los 90 euros hasta los 300 dependiendo de la habitación que escojáis.
Si os apetece vivir un fin de semana diferente en vuestra estancia en Salamanca, no dudéis en reservar una habitación en este fantástico lugar. Para hacer vuestras reservaciones, sólo debéis ingresar a la página web del castillo clicando aquí.
También podéis contactar a los encargados llamando al número: +34 923 35 50 02; o escribiendo al correo: castillo@buenamor.net
Ahora bien, entre tantas opciones, también podréis planear escapadas especiales y recorridos en los alrededores de la fortaleza. De igual forma, el castillo posada ofrece obsequios a los más caprichosos a través de su tienda virtual que no podréis perder.
Restaurante castillo del buen amor
Según la opinión de los visitantes, el castillo presenta esta magia singular que permite transportarse al pasado. Un mundo medieval donde cada sendero conduce a un nuevo pasadizo renacentista, repleto de historia y curiosidades.
El Castillo del Buen amor es conocido por todas estas características, además de su imponencia suavizada en muros de piedra y galerías abovedadas.
No obstante, el castillo del Buen amor también cuenta con una propuesta culinaria irresistible para los paladares de los comensales castellanos.
Si queréis degustar algún plato elaborado, guisos a fuego lento o suculentas preparaciones con productos seleccionados esta será vuestra mejor opción. Y para los enamorados… El castillo ofrece cenas románticas en el torreón privado, además de caminatas por el patio de armas y las antiguas caballerizas.
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Bodas en Castillo del Buen amor
Desde siempre la historia de este castillo ha estado entrelazada al romance, incluso su nombre es una prueba de ello. Algunos incluso atestiguan que al estar en sus estancias se percibe el amor en su estado más puro. Por este motivo, el Castillo de Villanueva de Cañedo ofrece su propio servicio de bodas.
La primera ceremonia celebrada en el castillo tuvo lugar en el año 1960. A partir de entonces, se continuó la tradición, resultando el escenario perfecto para numerosas bodas con final de cuento de hadas.
Los encargados del recinto ofrecen un amplio abanico de posibilidades para personalizar y adaptar las dependencias a vuestras preferencias. Igualmente, garantizan excelente atención a los detalles durante todas las etapas de la organización y el resto del evento.
Desde lo más tradicional hasta el estilo moderno, tendréis a vuestra disposición distintos espacios y jardines para llevar a cabo una ceremonia mágica.
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