Entre tantos castillos y recintos amurallados que hay para visitar en el territorio soriano, existe uno que destaca por su peculiaridad. Hablamos entonces del castillo de Montuenga de Soria, mejor conocido como el Castillo de los Padilla.
Aunque hoy en día sólo puedan visualizarse sus ruinas, en el pasado, esta fortaleza fue de gran importancia para controlar la línea fronteriza. De hecho, su ubicación resultó tan importante que sus dependencias formaron parte de una importante línea defensiva entre los reinos de Aragón y Castilla.
Pese a su valor histórico para con la comunidad de Montuenga de Soria, debido a su deterioro el castillo nunca fue restaurado a gran escala. Sin embargo, desde hace unos años es propiedad de un hombre que lo adquirió con el propósito de crear un hogar entre sus muros.
¿No os parece asombroso?… De ser así, continúa leyendo este post informativo para conocer más detalles sobre la historia de este castillo.
Historia del castillo de Montuenga
En un principio, el Castillo de Montuenga fue construido para vigilar el paso natural entre la cuenca del Ebro y la meseta cercana. Del mismo modo, su enclave estratégico a las proximidades de la calzada romana entre Mérida y Zaragoza le adjudicó gran relevancia a la fortaleza.
Dicho pase natural entre la frontera de los reinos de Castilla y Aragón también comprende otras fortalezas como Jubera, Somaén y otros atalayas. Esta posición también concedió a la villa un papel protagónico en algunas de las disputas fronterizas a manos de los aragoneses y castellanos.
Asimismo, es durante las guerras de la raya que el castillo alcanza su máximo apogeo y se refuerza en sus dependencias para mejorar su defensa. Según la documentación, los puntos más importantes estaban situados en las zonas bajas, destinados al control de los caminos secundarios.
Igualmente, se sabe que el Castillo de Montuenga en Soria tuvo participación en la guerra civil que enfrentó Pedro I junto a su hermano Enrique II.
De acuerdo con las narraciones de Cobos Guerra y Castro Fernández, en aquel entonces, el castillo estaba bajo el asedio de distintos dueños. Este conflicto también incluía a otros baluartes de renombre como Medinaceli y Somaen.
Tras solventar los desacuerdos entre los nobles, Medinaceli se cedió a Bernal de Bearne durante el año 1368. Un año después de la muerte de Pedro I, Montuenga queda bajo el dominio de los duques de Medinaceli.
El Castillo de Montuenga de Soria en la actualidad
Tras años de batallas y un intenso período de abandono, el castillo de Montuenga llegó al presente mostrando un estado de ruina progresiva. A los efectos, durante el año 2001 se realizaron algunas obras de restauración para consolidar los restos de su estructura. Sin embargo, estos no fueron de mucha ayuda, dado que la fortaleza continuó deteriorándose.
Pese a su aspecto deplorable, actualmente la fortaleza pertenece a un madrileño de raíces sorianas de nombre Manuel Vicente. Este propietario, adquirió la fortaleza en una compraventa para realizar labores de consolidación en torno a sus muros, además, para construir una vivienda entre estos.
Hasta la fecha el desarrollo del proyecto está bajo la tutela del Servicio Territorial de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.
No obstante, pese a ser una propiedad privada, se permite el acceso libre a los curiosos y lugareños que deseen acercarse a esta.
Estilo del castillo
Los vestigios de lo que alguna vez fue el Castillo de Montuenga de Soria se alzan a lo alto de un terreno escarpado. En sí, se describe el conjunto como una obra cristiana que se pudo erigir sobre un castro anterior de origen musulmán.
A grandes rasgos, los expertos también indican que se trata de la típica fortaleza medieval española empleada con fines militares.
Anteriormente, su base estaba construida en mampostería de piedra y sillares en las esquinas se adapta perfectamente a la orografía. Esta es una de las características destacables de su estructura, puesto que, para la época, realizar una construcción de este tipo suponía una gran dificultad.
En el presente, sólo quedan parte de dos cubos de planta poligonal unidos en sus extremos por un lienzo. Estos, al igual que los demás restos de las dependencias se encuentran en muy mal estado de conservación.